El día mundial de concienciación sobre el autismo se genera para concienciar a la sociedad sobre este tipo de trastorno y promover la inclusión social de las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). La tasa del autismo en todas las regiones del mundo es alta y tiene un gran impacto en la vida de los niños, sus familias, las comunidades y la sociedad. A pesar de que hace más de 100 años que se empezó a usar la palabra autismo, más de medio siglo después de su clasificación médica y de que la divulgación sobre este trastorno sea cada vez mayor, es aún un gran desconocido.
El Trastorno de Espectro Autista (TEA) abarca una serie de espectro de trastornos que se caracterizan por deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, unidas a patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, Estos síntomas han de estar presentes en las primeras fases de periodo de desarrollo de la persona, aunque pueden no manifestarse totalmente hasta que las demandas sociales superan sus limitaciones. También pueden permanecer enmascarados por estrategias aprendidas.
Los criterios diagnósticos según DSM- V son los siguientes:
Intervención logopédica en TEA.
Debido a las dificultades y déficits en numerosas áreas de funcionamiento que suelen mostrar los niños con autismo, es habitual que en muchos casos haya una falta de habilidades y comportamientos básicos para el aprendizaje y la comunicación, y estén presentes muchos comportamientos que dificultan la interacción con el niño, como rabietas, movimientos repetitivos, conductas autoestimuladas, etcétera.
Por ello, todos los tratamientos logopédicos deberían comenzar estableciendo una serie de bases previas para asegurar que el niño podrá aprovechar la intervención que se va a llevar a cabo y que ésta podrá ser efectiva. Entre estas bases destacan:
Es decir, que no sólo es necesario indicar al niño lo que no tiene que hacer, sino también reforzarle cuando se comporte de manera adecuada (para así indicarle claramente lo que se espera de él).
La lógica que sustenta la utilización de estos sistemas es que, ya que el niño tiene dificultades para comunicarse de manera “normal” con los demás, podría beneficiarse de sistemas que se encargan de complementar la producción del lenguaje.
Hay que desaconsejar la utilización generalizada de sistemas alternativos de comunicación en casos de autismo. No obstante, eso no significa que no haya algún caso muy específico en el que el niño pueda beneficiarse de ellos, pero debe evitarse utilizar estos sistemas como una intervención para todos los casos.
Algunas de las alteraciones más frecuentes, a nivel fonológico, que afectan a la producción del lenguaje, y que deben ser tratadas, son las siguientes:
Los niños con autismo suelen tener un vocabulario muy pobre (tanto a nivel expresivo como comprensivo) y también presentan limitaciones a nivel semántico, de ahí que sea común que el logopeda intervenga sobre estos aspectos centrándose en dos objetivos:
Es común que el nivel sintáctico se encuentre alterado y que el nivel gramatical sea bastante pobre, pudiendo incluso llegar a un habla tipo telegráfico. Algunos ejercicios para su mejora se centrarían en:
Muchas veces existen problemas con los aspectos pragmáticos del lenguaje, que resultan más complicados, de manera que a las personas con autismo les cuesta entender las intenciones de los demás hablantes y expresar con propiedad. Por ejemplo se podrían emplear actividades que desarrollen lo siguiente:
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